3.7.04

Se acabó el tirar de la correa

Para muchos amos pasear con sus perros resulta un auténtico suplicio. No es raro ver a grandes canes arrastrando a sus sufridos propietarios, potenciales protagonistas de una luxación de hombro, y a pequeños perritos tirando como desesperados con la lengua fuera y jadeando angustiosamente. Es uno de los problemas más frecuentes a los que se enfrentan los dueños de cualquier tipo de perro, pese a que las razas que han sido utilizadas tradicionalmente para tiro son más proclives a comportarse así.

Hay collares que pueden suponer una ayuda: arneses para que los perros pequeños no sufran tanto y collares estranguladores y con púas para los ejemplares más grandes y fuertes, capaces de llevar a remolque a sus amos si se lo proponen. Pero la única manera de solucionar realmente el problema es una conjunción de firmeza y paciencia: cada vez que tire hay que decirle ‘NO’ y pararse, y hasta que no se tranquilice no se debe seguir avanzando. Si vuelve a tirar, toca volver a detenerse. Los primeros paseos pueden eternizarse, pero si no nos rendimos, antes de lo que parece el perro se acostumbrará a caminar al lado de su dueño como es debido.

1 comentario:

Melisa dijo...

A Tom, el perro de la imagen, lo recogieron de la calle hecho un saquito de huesos y absolutamente lleno de parásitos. Es noble, fiel y agradecido. La persona que lo adopte tendrá el mejor de los perros. Está en El Refugio (El Espinar).
Contacto: El Refugio 917 303 680 - 619 756 831